Un informe del Banco Mundial revela notables avances en el clima de negocios en el África subsahariana
El África subsahariana es la segunda región que más rápido crece —al menos en lo macroeconómico—, solo por detrás del Asia Meridional. Y todo indica que esa velocidad de crucero se va a mantener en los próximos años. Así opinaSantiago Croci, miembro del equipo que ha elaborado el informe Doing Business 2016 —apadrinado por el Banco Mundial— que estudia la facilidad para establecer empresas e invertir en 189 países.
“El África subsahariana ha mejorado mucho su clima de negocios” —ha destacado Croci en la presentación del informe relativo al continente celebrada en Madrid— “pese a seguir en la parte baja” de la clasificación que se elabora a raíz del informe. El documento estudia distintos indicadores, como la calidad de los procesos judiciales, la posibilidad de hacer cumplir un contrato o los trámites y el tiempo que se necesita para obtener permisos, pagar impuestos o realizar una compraventa. La región, cuyos avances ya habían destacado en la edición de 2015, aún presenta una burocracia lenta y complicada y una presión fiscal muy alta, pero no ceja en emprender reformas que impulsen la inversión.
Esa facilidad para invertir o comerciar puede traducirse, según el experto, en un mayor progreso del sector privado local. Y este puede ejercer de motor para la economía de los países y generar nuevos puestos de trabajo “formalizados”, con una potencial mejora en cascada de la situación de las familias. Los datos del estudio también muestran que cuantas más dificultades hay para iniciar un negocio, mayor es la tasa de corrupción, lo que sugiere que esa simplificación de los trámites —algo en lo que el continente avanza, segúnDoing Business—debería tener un impacto social positivo.
Precisamente, el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, ha celebrado el crecimiento del comercio exterior y las inversiones extranjeras directas en el África subsahariana, pero también ha advertido de que la región “no puede lograr por sus propios medios los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. África necesita la contribución de sus socios comerciales, ha dicho Bonet al recordar la desigualdad persistente en la zona.
Desigualdad interna —hay enormes diferencias dentro de cada país— y también entre los distintos Estados. El secretario de Estado de Asuntos Exteriores español, Ignacio Ybáñez, ha aplaudido que el informe Doing Business aporte una versión matizada de “las distintas Áfricas” en lugar de presentarla como “un todo uniforme”. Porque, como apunta Croci, poco tiene que ver la situación de la República Democrática del Congo —que crece al 10,28%— o Costa de Marfil —9,05% anual— con la de Guinea —solo el 0,4%— o la Sudáfrica —1,52%—. No solo en los números, sino también en sus motivos. Desde los minerales del Congo a las infraestructuras marfileñas, el efecto del ébola en Guinea o el hecho de que Sudáfrica sea un país ya bastante desarrollado.
Ybáñez opina que los datos positivos sobre el clima de negocios, con mejoras en aspectos como la gobernanza, pueden facilitar que, cada vez más, sean las sociedades locales —“jóvenes y dinámicas”— las que aporten “soluciones africanas a los desafíos africanos”. Entre ellos, desde el punto de vista puramente económico, la pobreza energética o la variación en los precios de las materias primas, pero también, obviamente, el acceso a los alimentos, la educación y la atención sanitaria o la protección de los derechos humanos. Todo ello, en el año en el que el continente celebra el “Año Africano de los Derechos Humanos, con un Especial Énfasis sobre los Derechos de la Mujer”, como ha recordado el diplomático español.
Fuente: El Pais
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